Confiado como un pájaro


(Algunos de los ejemplos del siguiente "devocional" los saqué del primer capítulo del libro "Tu fe y tu dinero" de Loren Cunningham...¡te lo recomiendo!)
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? … ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?   No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?   Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.  Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” (Mateo 6:25-34)  
Jesús usó a los pájaros para ejemplificar la manera en que tú y yo debemos enfrentar el asunto de las finanzas.  Él nos dijo que no deberíamos estar ansiosos por lo que comeremos o beberemos o por la ropa que necesitaremos.  De hecho, Él dijo que nuestras vidas deben de ser diferentes de los incrédulos que corren detrás de estas cosas.  ¿Tú cómo eres?  ¿Qué pasaría si perdieras tu trabajo mañana, o si tu negocio fuera a la quiebra, o tus inversiones se perdieran?  ¿Qué pasaría si Dios te llamara a regalar tu automóvil o darle todos tus ahorros a cierta persona?  ¿Podrías confiar en Él para el 100% de tus necesidades?
Existe el dicho de que “la fe es ciega”.  Pero, ¿exige la fe que pongas tu mente en blanco y te lances en el precipicio de una circunstancia imposible? ¡Para nada!  La fe no es un pensamiento ferviente, no está basada en querer tan intensamente  tus deseos egoístas que de algún modo tú obtienes “fe” y los consigues.  Ni tampoco es la concentración de tus  “poderes” mentales o espirituales para conseguir lo que quieres.  ¡Es una fuerte certeza en el carácter de Dios, sabiendo que aún si tú no ves la solución de tu problema, Dios sí la ve!
Vivir por la fe no es preguntarle a nuestras cuentas bancarias:  ‛¿Oh, Cuenta Bancaria, me permitirías hacer esto para el Señor?’  El miedo a la pobreza asecha la mente de aquéllos que no están dispuestos a dar como Dios da: medida buena, apretada y remecida  (Lc. 6:38).  Jesús dejó un ejemplo: “De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos… porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento” (Mr. 12:43-44).  No se nos dice qué le pasó a la viuda pero Aquél a quien ella le dio todo su sustento promete añadidura; recordemos otro pasaje donde también una viuda le dio al profeta Elías todo su sustento  “y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Dios había dicho” (1ª Re. 17:16) 
Entonces, ¿qué tanto estás dispuesto a confiar en Dios?  ¿Es lo mismo que lo que estás dispuesto a confiarle?   Piensa dos veces... Si quieres más de lo que Él te quiere dar, esto te traerá tristeza (Pr. 10:22) y no una vida despreocupada como la de las aves.

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